No hay mal que dure cien años... pero casi
He escuchado que no se debe celebrar la muerte de un ser humano, lo cual no deja de ser cierto, pero hoy no ha fallecido sólo Augusto Pinochet, murió un icono de la violación a los derechos humanos, uno de los dictadores más importantes de Latinoamérica y el que mandó a asesinar de miles de chilenos.
Las noticias muestran pena, dolor y rabia por parte de los Pinochetistas, señoras llorando y gritando por un funeral de Estado y banderas a media asta, lo que se contrapone con la algarabía en Plaza Italia, el lugar donde se celebran los triunfos en Santiago. Botellas de champagne han sido descorchadas, gente saltando y gritando, risas y banderas chilenas son los estandartes de estos manifestantes. Msn no ha sido distinto, las fraces como “Hierba mala sí muere”, “lamentablemente no creo en el infierno” o “¿tuviste un tercio del dolor y sufrimiento que le infringiste a tantos chilenos? Espero que sí”; contrastan con “adiós Capitán General” o “Que en Paz descanse… un adiós a mi general”.
Chile ha estado dividido durante más de 30 años, y hoy se está manifestando en lágrimas y celebraciones. Con una presidenta hija de un general de las FF.AA. asesinado por los suyos, que puede o no decretar un funeral de Estado, por el carácter de Presidente de la República que le adjudicó el senado hace muchos años atrás. Es esta división la que debería causar tristeza, es esto lo que nos ha tenido debatiendo sobre si existe la democracia en mi país. Quizás es esto lo que deberíamos tratar de recuperar ahora, donde todos los primeros implicados han muerto, y sólo quedan sus ideas en un par de personas y decretos en papel.
Por mi parte, cuesta no estar alegre, considerando que hay personas en mi familia que fueron detenidos por el solo hecho de pensar distinto, de ser dirigentes estudiantiles en la época del ’73. Pero a la vez hay un sentimiento de tristeza, una pena por no haber visto un malletazo contra una mesa, y escuchar una sola palabra: “Culpable”.
Pero el juicio de Anubis nos espera a todos, y será él quien pese su corazón. Estoy casi seguro que Ammyt, la deboradora de muertos, será quien tenga la última palabra en toda esta obra, donde ha muerto el actor principal, y los secundarios no saben si reir, o llorar.
Me robaste la frase del juicio de Anubis eh?
Dejemoslos llorar tranquilos a quienes lo apoyaron y dejemos reir tranquilos a sus detractores, quizás ese sea el acto democrático culmine.
Saludos bro.